El deslizamiento inevitable
Cuando uno distancía su pensar del esquema mental adaptado al condicionamiento cultural actual que lleva a la superficial uniformización sensorial-interpretativa;
cuando uno mira a la luz del conocimiento científico ambiental, histórico, sociológico, económico y religioso, lo que es el presente en su vínculo con el pasado;
cuando aquellas cosas, aquellos pequeños pasos de degradación, comenzados hace años y que entonces veíamos y cuya continuidad aún hoy vemos como una innovación ridícula tolerable;
cuando, repito, las miramos desde el macrocontexto de los cambios y consolidaciones culturales;
es entonces, que uno comprende que lo que presenciamos ES el cambio, la transición.
Y cuando uno mira las condiciones, los contextos, las subyacencias, los umbrales, el escenario en construcción;
es entonces, que uno con claridad puede entender que de esto no habrá marcha atrás, que el tiempo que ingenuamente estuvimos pensando "no pasa nada, al rato toda esta ridiculez va a cesar y el sentido común va a establecer la normalidad tradicional", fue el tiempo inadvertido en que se consumían y envejecían las últimas generaciones salvas de la humanidad, ligadas a la última cultura sensata y capaz de acciones para la salvación;
que desaparecidas ya, estará entonces el mundo solo, poblado de idiotas sin identidad, sin pasado, sin nociones de responsabilidad, de sacrificio, de esfuerzo, de humanidad;
y que aquello que miramos por mucho tiempo como novedades de risa, es en verdad algo que debiese habernos provocado profundo terror, porque terror es lo que provocará como escenario para el desenlace de pesadilla de la humanidad, su extinción tras prolongados, caóticos, violentos y totalmente desesperanzados sufrimientos vividos en un mundo de abyección y tan sólo un tenue y vago recuerdo de lo que significó un tiempo ser un humano.